Machu Picchu
El 24 de julio de 1911 es conocido como la fecha del "descubrimiento" de la famosa Ciudadela inca de Machu Picchu, tesoro arquitectónico que había permanecido oculto, por más de cuatro siglos, bajo la exuberante naturaleza del cañón del Urubamba. Este hallazgo fue hecho por el controvertido antropólogo, historiador o, simplemente, por el explorador norteamericano, aficionado a la arqueología, de la Universidad de Yale, profesor Hiram Bingham.
Machu Picchu (en quechua, 'montaña vieja'), está enclavado en la cima de una montaña que domina el profundo cañón del río Urubamba, en plena selva tropical, constituía a la vez centro de culto y observación astronómica y hacienda privada de la familia del Inca Pachacútec. Consta de dos grandes áreas: una agrícola, formada principalmente por andenes y recintos de almacenaje de alimentos; y otra urbana, en la que destaca la zona sagrada, con templos, plazas y mausoleos reales trabajados con un exquisito nivel de perfección. Las escalinatas y canales de piedra labrada son una constante a lo largo de este singular sitio arqueológico. Frente a la ciudadela se levanta el Huayna Picchu (en quechua, 'montaña joven'), al que se accede por un empinado camino de piedra.
El Santuario Histórico de Machu Picchu, ubicado en el departamento del Cusco, sobre una superficie de 32.592 hectáreas, cumple la función de preservar una peculiar flora y fauna, y las bellezas paisajísticas de los bosques circundantes, así como contribuir a la protección de las restos arqueológicos ubicados en él. Mucha de la belleza y el encanto que rodea a Machu Picchu, el mayor atractivo turístico del Perú, se debe a su espectacular entorno natural: los bosques de montaña de este santuario histórico.